Obispo Solis: Por favor ‘alcen su voz y defiendan la santidad de la vida’

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Reverendísimo Oscar A. Solis, D.D. Obispo de la Diócesis de Salt Lake City

Queridos hermanos y hermanas:

Conforme el estado de Utah se prepara para la ejecución de Taberon Honie el 8 de agosto, la primera ejecución en Utah desde hace 14 años, les debo de pedir a nuestros hermanos y hermanas católicas que alcen su voz y defiendan la santidad de la vida, pidiendo a sus senadores y representantes que pongan fin a la cruel e inhumana practica de quitar la vida a través de las ejecuciones sancionadas por el estado. La pena de muerte no hace nada para reparar el sufrimiento con sufrimiento. No brinda justicia, no restaura la dignidad, no hace que la sociedad sea mas segura. Siempre que permitimos la destrucción intencional de la vida, destruimos el respeto por toda vida.

La inherente dignidad del ser humano es un principio fundamental de la enseñanza Católica. Como el catecismo de la Iglesia Católica [2267] recalca: “la pena de muerte es inadmisible, porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona.” Al mismo tiempo. Muchos estados prohíben este castigo, aceptando que la justicia puede ser servida de otras maneras, incluyendo la sentencia de vida en prisión sin libertad condicional.

La verdadera justicia requiere oportunidades significativas para las victimas sean escuchadas tanto en sus necesidades físicas, emocionales, materiales, sociales y espirituales a lo largo del proceso criminal, lo mas que sea posible. Debería de ofrecer a los sobrevivientes un pasaje seguro del desentrañamiento, desesperación, desconexión y trauma hacia una voz, conexión, significado y fe renovada. Hasta que constru-yamos solo relaciones en nuestras comunidades, nunca lograremos la verdadera justicia. Transformar comunidades requiere de colaboración, de disponibilidad para ser honestos acerca de las preferencias sistemáticas y escuchar, acompañar y aprender los unos de los otros.

La justicia  también significa animar a quienes han cometido el crimen a reconocer sus ofensas, reparar sus actos criminales, y hacer cambios. Para lograr esas metas, los ofensores necesitan estar espiritualmente, mentalmente y emocionalmente lo suficientemente bien para cumplir con sus obligaciones para los demás. Llegar a este punto de bienestar requiere que los ofensores sanen el trauma y rompan los destructivos ciclos de violencia que frecuentemente existen antes de que se conviertan en violentos ofensores.

Estamos llamados a continuamente orar por las víctimas de crímenes y por sus familias y amistades, para que ellos encuentren paz y sanación en el abundante amor de Dios. También debemos de orar por el alma de Claudia Benn, por quien Taberon Honie fue convicta de asesinato hace 25 años, Oramos por el  sr. Honie, para que el con los demás pecadores, encuentre la misericordia en el juicio eterno de Dios.

Sigamos orando pro las personas en Utah para que a través del gobierno electo podamos cambiar el camino hacia uno de respeto que defiende la vida del ser humano desde su concepción hasta si muerte natural.

 Paz y bendiciones,

 Reverendísimo Oscar A. Solis, D.D.

Obispo de la Diócesis de Salt Lake City

Tradución: Laura Vallejo