Mensaje de Adviento del Obispo Solis

Friday, Nov. 30, 2018
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Obispo Oscar A. Solis
By The Most Rev. Oscar A. Solis
Bishop of Salt Lake City

Este fin de semana damos la bienvenida al Adviento, tiempo en que la Iglesia comienza un nuevo calendario. La palabra se deriva del latín ‘advenire’ la cual significa ‘llegar a’. Este tiempo sagrado consiste en cuatro semanas que nos llevan a la celebración de la Navidad. Este año comienza el 2 de diciembre y continúa hasta el lunes 24 de diciembre. Tiene dos caracteres: un tiempo de preparación para celebrar la Navidad, conmemorando el nacimiento de Cristo hace miles de años; y la alegre anticipación de la segunda llegada de Cristo a la tierra al final de los tiempos.

Celebramos las tres venidas de Cristo de acuerdo con la tradición de la Iglesia: primero, cuando Él se hizo hombre entre nosotros habiendo nacido del vientre de la Virgen María en Belén; la segunda es la llegada de Cristo en cada creyente conforme abren sus corazones y sus vidas a la fe de acuerdo a la voluntad de Dios; la tercera es la llegada final de Cristo al final de los tiempos conforme Él regresa en Gloria como juez para hacer que todo sea nuevo.

El color litúrgico del Adviento es el morado, expresando la dimensión penitencial de la temporada. Estresa el llamado a purificarnos a través de la oración y a la penitencia para preparar el camino del Señor en nuestras vidas y en nuestro mundo.

 Esto necesita un foco especial en Cristo en medio de las distracciones materiales que nos rodean. Demanda nuestra total atención. Requiere que nos detenganos para poder examinar nuestra mente y corazón para poder redescubrir nuestra relación personal con Dios, nuestra identidad como seguidores de Cristo y nuestro llamado especial a la santidad.

La calidad de las relaciones interpersonales con Dios, desafortunadamente, sufren de negligencia durante esta ocupada temporada de compras, fiestas y otras preocupaciones personales y sociales. Otros quienes se embarcan en un ejercicio espiritual para hacerse mejores y más santo teniendo el éxito como meta en lugar de fieles creyentes Cristianos.

Es así que el Adviento, es una maravillosa ocasión para poner nuestros corazones y nuestras vidas en orden. Debemos cuidar nuestra identidad y no olvidar que somos discípulos de Cristo y proclamadores del Evangelio. Providencialmente, Dios nos ha provisto con una maravillosa manera de permanecer enfocados. Nuestra diócesis, recientemente, lanzó el nuevo Plan Pastoral el cual define la visión de nuestra iglesia y la misión de evangelización para el siguiente año para así todos ser una Iglesia más vibrante misionera y evangelizadora. Utilicemos esta temporada para reencender y renovar la fe en cada Católico de nuestra Iglesia local para que así podamos ser la sal y luz para todo el mundo.

Nuestra fe Católica nos enseña que el Señor “volverá a llegar en la Gloria para juzgar a vivos y muertes y su Reino no tendrá fin.” Así es que pongan sus corazones en el futuro con la esperanza alegre de que la promesa de Dios fortalecerá y reavivará nuestro espíritu. Permanezcan despiertos y estén preparados para nuestro encuentro personal con Dios en las varias circunstancias y momentos de la vida diaria.

El Papa Francisco es su exhortación apostólica “La Alegría del Evangelio” dice que:  “Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él, porque nadie queda excluido de la alegría reportada por el Señor. Al que arriesga, el Señor no lo defrauda, y cuando alguien da un pequeño paso hacia Jesús, descubre que Él ya esperaba su llegada con los brazos abiertos.”

Oro para que este Adviento sea un tiempo lleno de gracia para ustedes, para sus familias y para el Pueblo de Dios. Cristo, nuestro Salvador y Príncipe de Paz, viene para estar con nosotros. Abramos nuestros corazones y demos la bienvenida para que Cristo renazca en nuestras vidas. El mensaje es fuerte y claro: ¡Maranata! ¡Estén vigilantes, permanezcan despiertos y preparen el camino para el Señor!

El Reverendísimo Oscar A. Solis

Obispo de Salt Lake City

Traducido por: Laura Vallejo

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