La Diócesis de Salt Lake City ordena cuatro sacerdotes, dos diáconos

Friday, Jun. 02, 2006
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El Padre Javier Virgen besa las manos del recién ordenado Padre Óscar Martínez en la Catedral de la Magdalena el 18 de mayo de 2006. Al pie de la página, los nuevos sacerdotes, Padre Óscar Martínez, Padre Omar Ontiveros, Padre Óscar Picos, y Padre J.J. Schwall, concelbran por primera vez la Eucaristía.fotos del IC por Chris Young y Barbara Lee

SALT LAKE CITY — En dos ceremonias llenas de gozo, una el 16 de mayo en la Iglesia Sta. Ana, y la otra el 18 de mayo en la Catedral de la Magdalena, hombres fueron ordenados al diaconado y al sacerdocio para la Diócesis de Salt Lake City.

La Iglesia Sta. Ana en Salt Lake City fue el lugar para la ordenación al diaconado de José Gregorio Rausseo Gómez de Salt Lake City y originario de Venezuela, y de Manuel de Jesús Cerón Valdéz de Ciudad Obregón, en Sonora, México. Sus ordenaciones al diaconado por el Arzobispo de San Francisco George Niederauer marcaron sus profundos compromisos y el comienzo del último año de sus estudios para el sacerdocio. Ambos hombres están estudiando en el Seminario Mount Angel en Oregon.

Dos días después, en una ceremonia con gran significado histórico, el Arzobispo Niederauer ordenó a cuatro hombres al sacerdocio para la Diócesis de Salt Lake City. Las ordenaciones de los Padres Óscar Alfredo Martínez Tobón, Omar Ontiveros García, Óscar Martín Picos Rentería y John Joseph Schwall, marcaron la primera vez desde por lo menos 1940 que se ordenó a cuatro hombres al mismo tiempo para la diócesis en la Catedral de la Magdalena.

Las dos ceremonias de ordenación fueron similares, cada una llamando a los electos (aquellos buscando ser ordenados) a un compromiso más profundo, al respeto y a la obediencia al obispo. Debido a que la Diócesis de Salt Lake City actualmente no cuenta con un obispo, el Arzobispo Niederauer ordenó a los hombres, obteniendo sus promesas de castidad y obediencia a nombre del obispo aún por ser nombrado.

«Para la guía y el constante crecimiento del pueblo de Dios, Cristo el Señor instituyó en su Iglesia varios ministerios que funcionan unidos para el bien de todo el cuerpo», dijo el Arzobispo Niederauer al comienzo de cada ceremonia. «Por virtud del Sacramento de las Ordenes, en la imagen de Cristo el eterno sacerdote supremo, los presbíteros son consagrados para predicar el Evangelio, guiar al fiel, y celebrar la adoración divina como verdaderos sacerdotes del Nuevo Testamento.

Los cuatro sacerdotes recién ordenados, después de una breve visita con sus familias, empezarán su trabajo asignado en parroquias localizadas en Logan, Ogden, Salt Lake City, y Cedar City. Los nuevos diáconos terminarán su último año de estudios y ministerio pastoral.

Durante un momento conmovedor antes de cada ceremonia, los electos se arrodillaron ante sus familias para recibir de ellas sus bendiciones, simbolizando así el permiso que en amor las familias les otorgan a sus hijos para que éstos sirvan a la Iglesia Católica. Padres, familiares, y amigos viajaron cientos de millas y a través de fronteras para participar en la ceremonia.

Para los diáconos recién ordenados, quienes están a cargo de predicar y enseñar la Palabra, el Libro de los Evangelios adquirió un significado especial en la ceremonia. Para los nuevos sacerdotes, quienes pueden ahora consagrar el pan y el vino, transformándolos en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, el cáliz y la patena tuvieron papeles especiales en la ceremonia de ordenación.

Los nuevos sacerdotes y diáconos reflejan el rostro cambiante de la Iglesia Católica en Utah, con cinco de los seis hombres ordenados proviniendo de países de habla hispana.

En su homilía durante la Misa para la Ordenación de Diáconos, el Arzobispo Niederauer dijo, «Escuchemos lo que Jesús nos dice acerca de la vocación que todos compartimos como cristianos, escuchemos también el significado del llamado especial que Jesús hace a Manuel y a José, ahora como diáconos, y más tarde como sacerdotes. Escucharemos como estos dos candidatos, y todos nosotros, somos llamados y escogidos.«

«Nosotros Cristianos hemos sido escogidos para estar cerca de Jesucristo: "Como el Padre me ama, así yo también te amo. Permanezcan en mi amor" Así como el secreto al centro de la vida de Jesús fue su cercanía a su Padre, así el secreto de nuestra vida debe ser nuestra cercanía a Cristo. Aquí la palabra "permanecer" significa "morar" – morar en mi amor. Es importante que ustedes entiendan que el servicio de toda la vida en el sacerdocio demanda, y da, una cercanía especial con Jesucristo. La gente debe ser capaz de decir de ustedes dos, José y Manuel, lo que la sirvienta le dijo a Pedro en el patio del Sumo Sacerdote la noche del Jueves Santo: "De seguro que tú eres uno de los acompañantes de Jesús porque aún tu modo de hablar te delata".»

Él llamó a los nuevos sacerdotes para que amen al pueblo al cual han sido llamados a servir.

«…San Pablo le dice a Timoteo que viva lo que predica, porque la gente sabrá si no lo hace así. Óscar y J.J. y Óscar y Omar necesitarán para sus propias vidas espirituales cada uno de los dones que Dios les da al pueblo a través de ellos. El sacerdote necesita la oración, las Escrituras, las enseñanzas de la Iglesia, la Eucaristía, el perdón de sus pecados, y la compañía de otros creyentes en el trayecto de su fe.»

En un determinado momento durante cada ceremonia, los electos se postraron ante el altar mientras que el Arzobispo Niederuer rezaba, «que Dios el Padre todopoderoso derrame abundantemente los dones del cielo sobre estos sus siervos…» Luego los coros entonaron la Letanía de los Santos.

«San Pablo le dice a Timoteo – les dice a nuestros cuatro candidatos esta noche – como permanecer un auténtico ministro sacerdotal: con amor y fidelidad y pureza.»

Cuando las ordenaciones concluyeron, los diáconos llevando puesta la estola y la dalmática de su ministerio tomaron sus lugares para asistir en el altar durante el resto de la Misa.

Los sacerdotes recién ordenados, vestidos con sus estolas y casullas participaron en la Consagración en la Misa.

Ambas ceremonias enfatizaron el importante papel de servicio al cual cada uno de los seis recién ordenados son llamados. La ordenación de los sacerdotes incluyó ungir sus manos con el Aceite de Crisma, "que ustedes puedan santificar al pueblo cristiano y que ofrezcan sacrificio a Dios."

En entrevistas con el Intermountain Catholic los nuevos sacerdotes hablaron del profundo significado que la ceremonia y sus nuevos ministerios tienen para ellos. El Padre Ontiveros dijo que estos dos días de ordenación prueban «que Dios aún está con su iglesia. Habrá fuertes presiones y grandes responsabilidades, pero continuaré sorprendiéndome con la manera que Dios se mueve dentro de mí. Esta es una experiencia de humildad.»

El Padre Picos dijo que él se inspiró para buscar el sacerdocio después de observar el trabajo del Padre Clarence Sandoval, párroco de la Parroquia de Sto. Tomás de Aquino en Logan.

«Me veo a mí mismo como un sacerdote comprensivo porque Dios me ha perdonado tanto», él dijo. «Empecé este proceso con muchos temores, pero con la oración y dirección espiritual, he conquistado el miedo, y ahora siento una gran felicidad».

El Padre Schwall, quien estudió en la Escuela de Teología Sacred Heart en Hales Corner, Wisconsin, habló del número de carreras que ejerció y que eventualmente lo llevaron al seminario y al sacerdocio.

«Hay una gran esperanza en estas ordenaciones, como la esperanza que va con el matrimonio. Hay muchas personas excepcionales que han tenido algo que ver con el hecho de convertirme en sacerdote. Están entrelazadas en lo que soy ahora, y llevaré conmigo una parte de ellas a donde quiera que vaya. Les diré a cada una de ellas, "Lo que ustedes me han dado, yo lo devolverá".»

El Padre Martínez, quien empezó sus estudios para el sacerdocio en Colombia y los terminó en Mount Angel, dijo que él ha aprendido que, «Dios está detrás de todo lo que he hecho.«

«La ceremonia de ordenación tuvo un profundo impacto en mí», él dijo. «Me recalcó como la Iglesia Católica ha mantenido las tradiciones de los primeros días y de los apóstoles por más de 2.000 años. Los más importante fue el ungir de las manos con el Aceite de Crisma, lo cual ha sido un símbolo del sacerdocio desde el principio. Ésta es la iglesia, y estoy muy orgulloso del hecho que mantenemos esa tradición tan significativa.»

Los próximos tres meses van a ser un torbellino para los seis nuevos clérigos de la iglesia de Utah. Para los sacerdotes, habrá Misas de Acción de Gracias aquí y en sus países de orígen. El Padre Schwall celebrará su Misa de Acción de Gracias en la iglesia de su madre en Las Vegas, seguida de una recepción en un casino.

En agosto, ellos estarán en las parroquias de Utah predicando, enseñando y sirviendo, como Dios los ha llamado.

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