Sirviendo a quienes más lo necesitan: el legado de trabajo de la Hna. de la Santa Cruz Kathleen Moroney en Utah

Friday, Jun. 23, 2017
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La Hermana de la Santa Cruz Kathleen Moroney

Traducido por: Laura Vallejo

Intermountain Catholic

SALT LAKE CITY — La Hermana de la Santa Cruz Kathleen Moroney, quien durante 17 años ha trabajado en los Ministerios de la Santa Cruz, se retiró el 31 de mayo. Ella fundó el programa inmigratorio de HCM, el cual sirvió a más de 1,500 personas en el 2016. Ahora nueve personas trabajan en el programa, pero en su comienzo en el 2000 era “un departamento de una sola persona,” dijo la Hna. Kathleen.

La Hna. Kathleen nació en Washington DC y creció en Kensington MD., lo cual está lo más al Este que se puede ir sin caminar dentro del océano, dijo la Hna. riéndose. Profesó sus votos como Hermana de la Santa Cruz el 2 de febrero de 1960. Se graduó de la escuela de leyes de la Universida de Notre Dame, pero el trabajo legal corporativo nunca la llenó.

“Realmente quería hacer algo más directamente con las personas,” no solo las pólizas dijo la Hna. Así es que en 1987 se fue a Brasil en donde sirvió como misionera durante dos años. Su tiempo allí fue “un verdadero regalo,” dijo la Hna. Kathleen.

Después de regresar de Brasil, comenzó a contemplar el realizar otro viaje allí para continuar con su servicio. Sin embargo “mi mama fue… siempre estaba muy preocupada cuando estuve en Brasil,” dijo la Hna. Kathleen. Así es que, para quitarle las preocupaciones a su mamá, se empezó a preguntar que podría hacer en los Estados Unidos.

Su búsqueda por un nuevo proyecto en el cual ocupara su tiempo la llevó a los Ministerios de la Santa Cruz en Utah, los cuales en ese entonces compartían un edificio con Catholic Community Services. La Hna. Kathleen le preguntó a Adán Batar, director de inmigración y reasentamiento de Refugiados de CCS si su título en leyes podría ayudar a alguien en Utah.

La Hna. dijo que Batar le abrió los ojos a las dia-rias dificultades que los inmigrantes pasaban en Utah; muchos sin saber cómo navegar el sistema legal inmigratorio. Muchas personas estaban sufriendo para encontrar un lugar en una nueva y totalmente diferente comunidad, y muchos inmigrantes que llegaban de manera ilegal a América vivían con miedo, aterrorizados en intentar ser ciudadanos pues podrían llegar a ser deportados y separados de sus familias.

El propósito de las Hermanas de la Santa Cruz es solventar las necesidades que no se han solventado y “la inmigración legal es una necesitad muy grande que no se ha solventado,” dijo la Hna. Kathleen.

 El trabajo inmigratorio realizado por la Hna. Kathleen “nos ha beneficiado grandemente,” dijo Maria Farrington, CEO de los ministerios de la Santa Cruz. “Es una verdadera alineación con nuestra misión: servir a quien más lo necesita.”

Agregando que la ley inmigratoria es sumamente compleja y que para cumplir con las necesidades de los inmigrantes en el área, en donde las familias inmigrantes frecuentemente viven en peligro en América, la Hna. Kathleen ha trabajado muy duro.

Farrington dijo que a través del arduo trabajo y dedicación de la Hna. Kathleen de casi dos décadas, esto llevó a la creación de donde ahora está el Programa Inmigratorio Legal de los Ministerios de la Santa Cruz

 “(La Hna. Kathleen) es una pistola,” dijo riéndose. “Tiene mucha energía, (y) es extraordinariamente enfocada… en su trabajo.”

Farrington dijo que las habilidades en leyes de la Hna. Kathleen no tienen comparación. “Es la clase de abogada que uno quisiera tener.”

No solo el trabajo de la Hna. Kathleen ha creado un sólido programa, el cual ahora alberga a tres abogados que sirven a los inmigrantes, también ha tenido otro efecto, dijo Monseñor J. Terrence Fitzgerald, vicario general emérito y el asistente administrativo del Obispo de Salt Lake City.

“Su legado está en todas las personas que la han conocido,” dijo Monseñor Fitzgerald, agregando que a pesar de las cosas físicas como el Programa Inmigratorio Legal que las personas crean inevitablemente desaparece, el impacto que tiene en las vidas de las personas nunca desaparece. Aun así “algunas personas dicen que no tienen que presumirlo, su legado está en sus huellas… (La Hna. Kathleen) nos ha tocado a todos” a través de su legado dijo Monseñor Fitzgerald.

 “Vamos a extrañar mucho a la Hna. Kathleen,” dijo Farrington. “De hecho ya la extrañamos.”

Aunque la Hna. Kathleen regresa con su familia a Maryland, dijo que todavía no acaba con su ayuda a las personas. Una de las cosas favoritas de trabajar con los ministerios de la Santa Cruz fue ver los resultados del arduo trabajo daban frutos cuando un inmigrante se convertía en ciudadano de los Estados Unidos.

“Esas son las cosas que verdaderamente te dan sa-tisfacción, el darles a las personas lo necesario para que puedan dejar de tener que estar escondidos. el no tener que ser vistos sobre los hombros de nadie,” dijo la Hna. Kathleen.

Cuando se asiente en su nueva vida en Maryland, la Hna. espera poder volver a experimentar ese sentimiento de ayuda a quienes lo necesitan. “Necesitamos tratar a las personas con cuidado y compasión y ser lo mejor de lo mejor,” dijo la Hna.

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