Respondiendo al llamado de Dios/Respondiendo al llamado de Dios

Intermountain Catholic

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Seminarista Nicholas Murakami

Mi primer interés en el sacerdocio fue cuando tenía tan solo 5 años de edad. Recuerdo a un sacerdote que celebraba Misa e inmediatamente supe que había algo muy persuasivo acerca del sacerdocio que hizo que mi deseo de ser un sacerdote fuera realidad. Les dije a mis padres que deseaba ser sacerdote cuando creciera, pero en ese entonces ellos creían que solo era una fase.

Conforme crecí mi fe se profundizó y mi intimidad con Dios creció. Ocasionalmente mis padres me preguntaban si aun quería ser sacerdote, y mi respuesta siempre fue sí. Inclusive utilice esa intimidad para poner fin a los abusos que pase en 2do grado. Las personas frecuentemente me decían que me iría al infierno por no profesar su misma fe. Un   día me cansé y le dije a un grupito que me decía estas cosas, “todos somos hijos de Dios. ¿Por qué simplemente no nos podemos llevar bien? Después de escuchar esto, el grupo se miró uno a otro y dijeron “sabes que tiene razón”. Entonces se disculparon por sus acciones.

Más o menos en la misma época que esto sucedió, cuando tenía 8 años de edad, comencé a discernir realmente el sacerdocio. Siempre le estaba rezando a Dios y preguntándole si El quería que fuese sacerdote. Quería hacer Su voluntad y no solo la mía. Dios siempre me daba pequeñas señales para decir si, pero yo las pasaba como coincidencias. Durante años pasé por alto esas señales hasta que Dios me dio señales tan grandes que básicamente me gritaban que necesitaba ingresar al seminario.

Un ejemplo de esas grandes señales fue cuando fui a visitar las Reliquias de la Pasión en el tour que llegó a Utah. Estaba sirviendo junto al padre Joseph Delka en el servicio de estas reliquias. Después de este, mi papá le pidió al padre Delka que me diera su bendición con la reliquia de la Cruz.

Conforme me daba la bendición, el representante del tour de la región de Norteamérica se nos acercó y posó la Cruz junto mi corazón. Me quedé plasmado y sentí un gran honor. Unas semanas después de esto mi familia decidió ver las reliquias en otra de las parroquias cercana a mi hermana menor. Cuando me acerqué una vez más a la Cruz el representante caminó hacia mí y me volvió a poner la Cruz en mi pecho. Una vez más me quedé perplejo y mi padre le agradeció y le dijo que yo quería ser sacerdote. Entonces la persona le dijo ‘gracias por su confirmación. Cuando lo vi una chispa se encendió y algo me dijo que le pusiera la Cruz en su corazón’. Esto fue uno de las más grandes señales de que Dios quería que fuera sacerdote. Si alguien se encuentra discerniendo una vocación a la vida religiosa, les recomiendo orar mucho y escuchar y ver cada señal de Dios. No las pasen por alto pensando que son coincidencias como yo lo hice. Recuerden que Dios nos habla con una voz tranquila y suave.

Nicholas Murakami ha terminado su primer año en el Seminario Mt. Angel.

Traducido por: Laura Vallejo