Reflexión por el Año de la Misericordia

Friday, Aug. 26, 2016

Aún más importante la misericordia es u regalo que nos damos a nosotros mismos – ya sea dentro de nuestros propios límites o a pesar de nuestras necesidades – a otros sin condiciones, y por lo que no pedimos nada a cambio. Esta es la naturaleza de un regalo. El mundo nos va a decir “Es tonto, idiota y no tiene valor y la lista sigue y sigue.

La misericordia es un regalo sin condiciones, que no se publicita o se gana por quien lo da. ¿y a mí que me toca? El dador simplemente da. Quien la da no busca recibir nada a cambio, ya que este ya ha recibido la misericordia de Dios.

Una vez más, el mundo nos dice: “Hey, yo te ayudé una vez, así es que ya no lo pidas otra vez!”. “Busca un trabajo”, “Escucha mi amigo, yo no te puse en el hoyo en el que estás”. Las excusas para no brindar misericordia son la herramienta favorita de lo malo y de la llamada del mundo secular.

Sé en lo más profundo de mi ser que hoy estoy aquí (tal y como tú lo estás) solo por las innumerables gracias de un Dios cariñoso y amoroso, y por otros más; esto a pesar de las decisiones, acciones y las faltas que he tomado y tenido. La misericordia de Dios puede sacarnos del pecado, de la estupidez de la arrogancia y la vergüenza ya que Dios quiere aliviar nuestro sufrimiento. La única razón por la que me avergüenzo es porque he ignorado su misericordia. Es solo cuando la aceptemos que podremos compartir esa misma misericordia con las demás personas en n nuestras vidas.

Todos recibimos gracias cuando aceptando Su amor.

Cada encuentro es un llamado a ser a imagen y semejanza de Cristo en nuestros semejantes. Cuando imitemos las manos de Cristo en los demás, tocaremos el rostro de Jesús en cada persona que nos encontremos.

 

Esa es la misericordia de Dios.

Viva Jesús

Diácono Keith Norrell

Parroquia de Saint Joseph