Reflexión del Obispo Solis sobre la nueva encíclica Papal

Friday, Oct. 16, 2020
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By The Most Rev. Oscar A. Solis
Bishop of Salt Lake City

El Papa Francisco, con su más reciente encíclica “Fratelli Tutti,” ha lanzado un llamado a la Iglesia y al mundo, el cual ha tocado mi corazón. El nuevo documento trata sobre la fraternidad y amistad social, un mensaje muy relevante para nuestro mundo dividido. Una semana después de que este documento ha sido publicado, me ha resultado poco suficiente para la reflexión profunda que se merece. Sin embargo, me gustaría compartirles mi reacción inicial al mensaje del Papa Francisco.

La encíclica “Fratelli Tutti” explora el ámbito universal del amor fraternal para cada hombre y mujer, y va en contra de la cultura de la ignorancia e indiferencia, En su primer capítulo ‘Nubes Negras Sobre un Mundo Cerrado’ el cual trata de los sueños rotos de quienes han esperado una reconciliación en Europa, Latinoamérica, y en otras áreas del mundo, pero que ahora han visto que “los antiguos conflictos, aunque desde hace muchos enterrados, están volviendo a surgir, mientras que las instancias de una extremista, miope resentido y agresivo nacionalismo están al alza,” escribe el Papa Francisco. El capítulo también subraya el dolor y sufrimiento del mundo plagado por la violencia y materialismo extremo dominados por los intereses económicos.

El Santo Padre hace mención de que la cultura de hoy en día no comparte una visión para un futuro común. Y falla en ver a cada persona- especialmente los pobres y desvalidos- como alguien merecedor de respeto o de cuidados y que necesita amor y atención. La pandemia del COVID-19 ha expuesto nuestras inseguridades e incapacidades para trabajar juntos a pesar de nuestra hiper conectividad digital.

Sin embrago, es “momentáneamente se revive ese sentido de que somos una comunidad global, todos en el mismo bote, en donde los problemas de uno son los problemas de todos,” escribe el Papa, agregando que existen muchas lecciones para aprender a ser mejores y a mejorar nuestros sistemas y regulaciones existentes.

“Una vez más nos damos cuenta de que nadie se salva solo; solo podemos salvarnos juntos,” escribe el Papa Francisco y  él sostiene que una vez que esta crisis pase, “dejaremos de pensar en términos de ‘ellos’ y aquellos’ y pensaremos eso en el término ‘nosotros.’”

A la luz de lo que está pasando en el mundo, el Santo Padre nos recuerda el aspecto esencial de nuestra humanidad, que la vida que compartimos viene de Dios y es así que todos somos hermanos y hermanas en Cristo, con una dignidad humana igualitaria, miembros de una sola familia, hijos de la misma tierra, nuestro hogar común.

“Fratelli Tutti” clarifica que la fraternidad universal y las amistades sociales deben de ser vividas y practicadas por todos. El Papa Francisco se refiere al documento como “Documento sobre la Fraternidad Humana por la Paz Mundial y la Convivencia Común,” el cual afirmó en el  2019 en Abu Dhabi, reiterando la dignidad absoluta del ser humano, la cual debe de estar sobre y encima de la ley, de las preferencias policías y económicas para que así los pobres, los inmigrantes y refugiados sean tratados y bienvenidos no como extranjeros sino como hermanos y como camaradas. Con referencia a la enseñanza del Buen Samaritano como un gran modelo de una re-lación fraternal.

La encíclica presenta la preocupación del Papa Francisco por la humanidad, una nueva visión de su espe-ranza por un renacimiento de la fraternidad universal y la amistad social.

Nos ofrece una visión mundial diferente de amor y comunidad en contra de la prevaleciente cultura de la indiferencia, aislamiento y división.

Nos llama a romper esas barreras para que en lugar de “ellos o aquellos” seamos “un” Buen Samaritano para todos.

Este llamado para una visión mundial y estilo de vida renovados, es uno que yo ofrecí en la Carta Pastoral que escribí en el 2017 cuando llegué a Utah, “Una Primave-ra de la Nueva Evangelización.”

Como su nuevo Obispo les pedí  “dejar sus zonas de comodidad, ser misioneros alcanzando a nuestros hermanos y hermanas para así establecer amistad con todos, aún con quienes están en los márgenes de la sociedad y en las periferias, para que así nadie se sienta amargado, o aislado y abandonado.”

Tres años han pasado desde que escribí esa carta, y antes de que la pandemia golpeara a las parroquias de nuestra diócesis,  estábamos trabajando en la implementación de nuestro Plan Pastoral, para cumplir con la misión de Cristo, como nuestro bautismo nos llama a hacer. Ahora el mensaje del Papa Francisco es un recordatorio de que a pesar de las maneras en que el mundo falla al no prestar atención al llamado de Cristo, “Dios sigue sembrando las semillas de bondad en nuestras familias humanas.”

Él nos invita “a que todos renovemos la esperanza,” ya que la esperanza habla de cosas que “levantan el espíritu hacia nobles realidades como la verdad, como la bondad y la belleza, la justicia y el amor.”

El mundo necesita no solo el mensaje de esperanza, sino también nuestro amor en acciones concretas para que así podamos vivir juntos como una familia de fe, como hermanos y hermanas de todos.

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