Mensaje a graduados

Friday, May. 31, 2019
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El Reverendísimo Oscar A. Solis, Obispo de Salt Lake City
By The Most Rev. Oscar A. Solis
Bishop of Salt Lake City

Querida clase del 2019,

¡Felicidades por su graduación! Me unó con ustedes y con sus familias, amigos y compañeros, personal de la escuela, maestros y comunidad, en la celebración de su logro, un logro de vida. Su graduación marca un remate en su carrera académica la cual es necesario celebrar y agradecer.

Dar gracias es recordar con gratitud lo que han logrado. Sin embargo, nuestros logros frecuentemente dan lugar al orgullo, y nos volvemos presumidos y menos dependientes de Dios. Por favor no se olviden que todo lo que logran no es sólo por ustedes, sino que esto viene de nuestro Señor. La educación Católica, intersectando la fe y el conocimiento como la base de la enseñanza, les ha brindado no sólo la oportunidad de lograr excelencia académica sino también adquirir valores espirituales y morales esenciales, para que su fe en Dios siga siendo un componente esencial en sus vidas, para que así no pierdan la conexión entre su éxito y Dios, quien es la fuente de todas las bendiciones y de toda la bondad.

Conforme salen para continuar con sus estudios o para seguir una carrera. Les aseguro estarán en mis oraciones durante su camino para ayudarlos a confrontar las muchas situaciones a las que se enfrentaran en su fe, y con los valores fundamentales que han sido inculcados en ustedes a través de la educación Católica. Se enfrentarán a la fuerte corriente de individualismo y materialismo que niega la existencia de Dios y que nos urge a pensar sólo en nosotros mismos. Desafortunadamente, con la prevaleciente persecución religiosa y la influencia de esas culturas de moda, que promueven una sociedad sin Dios, muchas personas están oscilando y están abandonando su fe en Dios. Sin Dios, la sociedad no solo pierde su brújula moral, las personas pierden su dirección e identidad como Hijos de Dios. El resultado es un mundo con valores morales confusos, en donde las personas se basan más en ellas mismas que en Dios, y en donde ponen sus deseos antes que las necesidades de sus semejantes. Esto es nocivo para el bien común, la cual es la base de la sociedad humana.

Es así que nuestra sociedad desesperadamente necesita de personas de fe. No sean engañados por el pensamiento de este mundo, el cual busca eliminar la presencia de Dios en nuestras vidas, e incrementar el decir que solos, todo lo podemos. Solos ustedes no pueden cumplir los sueños, ni tampoco se pueden salvar por si mismos. El Papa Benedicto una vez dijo que “la vida Cristiana es un misterio de comunión con Jesús.” En el diseño de Dios somos unas ramas; si permanecemos en Él, Él permanece en nosotros. Parafraseando Juan 15: 5 “Yo soy la vida verdadera y mi Padre es el Labrador; si permanecemos en Él, Él permanece en nosotros, y produciremos muchos frutos; sin Él no pueden hacer nada.” En Otras palabras, entre más profunda sea la realidad de nuestra existencia más intima es nuestra unión y relación con Cristo, quien es la “Verdad y la Vida.” (Juan 14:6)

 Esta conectividad con Dios se extiende a los demás quienes son también ramas de la vida:  su familia, sus amigos, sus compañeros, aquellos con quienes trabajan, con quienes juegan, con quienes oran. Es así que sigan en contacto con ellos, pero especialmente con Dios. No se olviden de la Iglesia, de ir a Misa los domingos y si pueden durante la semana. Estén con Cristo y permanezcan en Cristo, y producirán muchos frutos, realizarán sus aspiraciones y lograrán sus sueños.

Mis queridos graduados, su constancia en la fe como seguidores de Nuestro Señor Jesucristo pueden llevar la tan necesitada presencia de Dios a nuestra sociedad y al mundo. Es solo a través de Él y con Él que podemos existir y hacer realidad nuestros sueños. Necesitamos personas a las que les importa y quienes aman a Cristo tal como su mandamiento – Amaos los unos a los otros como Él te ama. Mantengan su fe y lleven consigo su amor por Dios y por sus semejantes. Recuerden que todos hemos sido creados por Dios con un propósito único. “Hay diferentes donos espirituales, pero el Espiritu es el mismo” (1-Corintios 12:4). Encuentren el propósito que Dios les dio. Ayuden a que los demás descubran los talentos que Dios les dio, para que así juntos podamos construir un mundo mejor para todos.

Que Dios, a través de la intersección de nuestra Santa Madre, los bendiga y proteja del mal y del daño. Oro para que el Espíritu Santo continúe inspirándolos y guiándolos por el camino del bien y del amor.

Una vez más, ¡felicidades y que todos logren desarrollar sus potenciales y hacer realidad sus sueños!

Sinceramente suyo en Cristo,

El Reverendísimo Oscar A. Solis

Obispo de Salt Lake City

Traducido por: Laura Vallejo

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