Por Dennis Sadowski
BALTIMORE (CNS) — Los obispos de Estados Unidos admitieron en exhaustivos debates durante su asamblea general de otoño que laicos están furiosos y continuamente preguntan cómo un carismático clérigo pudo subir en la jerarquía de la iglesia, a pesar de que otros tenían conocimiento de acusaciones de que él abusaba sexualmente de niños y seminaristas.
La crisis que vive la iglesia, derivada de las consecuencias vinculadas al ex cardenal, ahora arzobispo retirado de Washington, Theodore E. McCarrick, ha dejado a los obispos con pocas respuestas satisfactorias para los laicos.
Los obispos también encaran el reto de mostrar cómo pueden convertirse en mejores pastores en un momento de amplias dudas y desconfianza dentro de la iglesia, según dijeron varios obispos durante una sesión de 65 minutos el 13 de noviembre durante la asamblea en Baltimore.
Los obispos dijeron que se han cuenta, por escrito y en reuniones, de laicos disgustados por el renovado escándalo asociado tras meses de reportes de abuso sexual por parte del clero y la falta de una adecuada respuesta al problema. Sus comentarios estaban cargados de pa-labras como “atrocidad”, “indignación” y “abuso de po-der”.
Uno de ellos, el obispo George V. Murry de Youngstown, Ohio, pidió a sus hermanos obispos que hicieran “un esfuerzo extra, dar un paso adicional para comunicarle a la gente que nosotros escuchamos lo que ellos tienen que decir”.
El obispo auxiliar Robert E. Barron de Los Ángeles comentó que las circunstancias entorno al arzobispo McCarrick “son la principal preocupación para la gente”.
El Papa Francisco aceptó la renuncia del arzobispo emérito McCarrick del Colegio de Cardenales en julio, después de reportes de acusaciones de abuso sexual hace décadas que involucran a menores y más recientemente a seminaristas. Él ha negado las acusaciones.
El obispo Barron agregó que espera que la investigación solicitada por el cardenal Daniel N. DiNardo de Galveston-Houston, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, avance tanto en los Estados Unidos como en el Vaticano.
El cardenal Joseph W. Tobin de Newark, New Jersey, respondió a varios obispos que preguntaron sobre el estado de las investigaciones. Dijo que la investigación del Vaticano está en curso y que representantes en cada diócesis y arquidiócesis donde el ex cardenal sirvió – New York, Newark y Metuchen, New Jersey y Washington – están avanzando lentamente, pero que se les complica por factores externos a la iglesia.
El fiscal general de New Jersey está investigando el manejo de la iglesia de las denuncias de abuso y está limitando el rápido acceso de los representantes de la iglesia en Newark y Metuchen a sus archivos, según el cardenal Tobin.
“Estamos listos para avanzar, pero necesitamos la autorización del fiscal general”, agregó.
Al comienzo de la conversación, el cardenal DiNardo dijo que se ha establecido un grupo especial de tres ex presidentes de la USCCB y ellos brindarán comunicados regulares a los obispos y a la iglesia en pleno en cuanto a respuestas a la crisis de abusos. El anuncio fue ampliamente aprobado por la asamblea.
Los miembros del equipo de trabajo son el cardenal Timothy M. Dolan de Nueva York, el arzobispo de Atlanta Wilton D. Gregory y el arzobispo Joseph E. Kurtz de Louisville, Kentucky. El cardenal DiNardo informó que presidirá el grupo.
De la conversación también surgió la disposición entre los obispos de pasar algún tipo de resolución para actuar, a pesar de una carta del Vaticano que pide que no se tome ninguna acción en las propuestas, las cuales incluyen establecer una normativa de responsabilidad episcopal y la formación de una comisión que manejaría las denuncias cuando las normas son incumplidas.
El obispo Thomas J. Paprocki de Springfield, Illinois, propuso una votación sin compromiso para expresar el sentido de las intenciones de los obispos de querer solucionar la crisis de abusos y enviar un mensaje a los laicos.
“No somos gerentes de sucursales del Vaticano”, dijo. “Nuestra gente está llorando por algunas acciones”.
Otros comentarios ofrecieron sugerencias ante la necesidad de comprometerse otra vez con la transparencia y la responsabilidad en el ministerio y la necesidad de restablecer la confianza del laicado a través de la iglesia.
“No está claro cómo los obispos se hacen responsables cuando hay una conducta impropia”, dijo el arzobispo George J. Lucas de Omaha, Nebraska. “Creo que hay un procedimiento que ocurre alguna vez, pero no es oportuno y no está claro”.
También pidió al liderazgo de la USCCB que solicite ayuda al papa Francisco a fin de restablecer la confianza y la responsabilidad.
En varias ocasiones durante el debate, los obispos mostraron el aspecto espiritual de sus vidas, al sugerir que la manera de recuperar la confianza y desarrollar un mejor entendimiento de lo que significa ser un prelado, implica una profunda relación con Jesús.
El cardenal Roger W. Mahony, arzobispo retirado de Los Ángeles, recordó la vida de san Carlos Borromeo, quien enfrentó una iglesia en crisis en el siglo XVI, quien invitó a los sacerdotes y obispos a ser más compañeros y hacerlo por medio de la oración.
“Me parece que nosotros, como obispos, tenemos que formar más y más vínculos mediante la oración entre nosotros... y generar oportunidades para nuestra propia relación basada totalmente en Jesucristo”, dijo.
El arzobispo Alexander K. Sample de Portland, Oregon, dijo que le ha dado una “intensa mirada” a su vida y a cómo él ha llevado adelante su ministerio, desde que surgió el escándalo en junio. Jesús se ofrece a cada persona que encara tiempos problemáticos. Contó que ha encontrado alivio en el “poder salvador” de Jesús.
Los futuros historiadores han de estudiar cómo los obispos respondieron ante la crisis de abuso, dijo, sugiriendo que los obispos se “vuelvan a comprometer con lo sagrado que nos ha sido dado por Jesucristo”.
Anclarse en la misión de Jesús que insta a servir a la feligresía como pastores, es vital para recuperar la confianza, explicó el arzobispo Thomas G. Wenski de Miami.
Recobraremos la confianza haciendo lo que se supone que debemos hacer como párrocos y pastores, agregó. “Caminemos con ellos y podremos ganar nuevamente su confianza”.
El obispo W. Shawn McKnight de Jefferson City, Missouri, le pidió a los obispos que “recuerden la necesidad de que el laicado nos ayude a salir de este caos”.
Propuso que la USCCB contrate los servicios de laicos católicos expertos para estudiar lo que el arzobispo Bernard A. Hebda de St. Paul y Minneapolis describió, durante una homilía en una misa para la asamblea el 12 de noviembre, como “la causa esencial del abuso de poder por parte de la jerarquía de los Estados Unidos”.
El laicado, agregó, quiere cooperar con los obispos para guiar a la iglesia y superar la crisis que encara.
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