Traducción: Laura Vallejo
SALT LAKE CITY — En octubre la exalumna de la preparatoria Católica de Juan Diego Heidi Laabs-Johnson Strickler viajó a Ecuador como parte del Equipo de escalada Cotopaxi del proyecto Range of Motion. Allí 20 miembros del equipo escalaron el volcán de 19,347 pies de altura.
El proyecto Range of Motion es una organización sin fines de lucro internacional que se dedica a mejorar la movilidad de las personas amputadas. Este patrocina la escalada anual como una manera de subrayar los retos a que los amputados se enfrentan, así como para recaudar fondos para prótesis en Guatemala, Ecuador y en los Estados Unidos.
Aunque toda su vida Sticker había sido una atleta, ella nunca había intentado escalar después de su amputación, pero hacerlo fue un gran cambio para su vida.
Ella dijo que lo que hizo que esta escalada fuese diferente, fue que el equipo estaba formado basicamente por personas con amputaciones y /o por atletas de adaptación.
Como profesionista de alimentación deportiva Stickler pasa mucho de su tiempo libre en el exterior en donde se dio cuenta de las necesidades de los atletas amputados; cuando conoció a su amiga Nicole Ver Kuilen, quien perdió una pierna por el cáncer cuando tenía 10 años de edad. Ver Kuilen es la fundadora de Forrest Stump, una organización sin fines de lucro que promueve “el acceso equitativo a la actividad física para las personas discapacitadas,” se lee en el sitio en línea de la organización.
A través de Ven Kuilen Strickler se involucró con ROMP; Ver Kuilen quien anteriormente escaló Cotopaxi con la organización, la nominó para la escalada de este año.
“La escalada de la montaña fue una experiencia exhilarante, en la que aprendí mucho a través de Nicole acerca de la desigualdad que los amputado enfrentan, dijo Stickler.
La actividad física es una base de su identidad y ella no podía imaginarse no haber participado, pero eso es una realidad para la mayoría de los amputados. Aunque muchos seguros médicos cubren las prótesis básicas, una prótesis adecuada para correr, andar en bicicleta o para escalar puede llegar a costar más de $10,000 dólares.
“Cualquier persona que desee estar activa en deportes al exterior tiene que pagar de su propio bolsillo las prótesis adecuadas,” dijo Stickler. “Esos precios no son accesibles para muchas personas, y para mí esa disparidad es realmente estremecedora.
“Así es que me inspiré y me involucré tanto como me fue posible.”
Durante su tiempo en Ecuador le equipo ROMP se quedó en una cabaña a las afueras del parque nacional Cotopazi. A lo largo de una semana, realizaron escaladas de entrenamiento antes de intentar la gran escalada. El 6 de octubre el equipo de 10 amputados y 7 escaladores subieron Cotopazi. La mayoría de la escalada se realizó de noche entre 8 y 12 pulgadas de nieve.
El glaciar debía de ser cruzado de noche ya que la luz del sol podría causar inestabilidades.
“Por lo que empezamos a escalar a mitad de la noche idealmente para llegar a la cima cerca del amanecer y poder bajarla antes de que el sol este muy fuerte,” dijo Stickler.
Ella y otros tres miembros del equipo comenzaron a escalar a las 11:30 p.m. y llegaron a la cumbre cerca de las 7:10 a.m. Sin embargo, varios de los amputados se enfrentaron con varios retos, incluyendo retos con sus prótesis. Por ejemplo. El compañero de Stickler, Kyle tuvo que bajar ya que su computadora prostética se sobrecargó al estar escalando, dejándolo incapacitado a que su rodilla resistiera su unión.
“Existen tantas cosas como eso que las personas sin amputaciones ni siquiera piensan,” dijo Stickler.
La escalada del Cotopaxi fue una experiencia inolvida-ble. “Creo que la topografía, la geografía, la hospitalidad de Los Martinos ( lugar en donde se quedaron) y las personas que conocí, mis compañeros de equipo, escencialmente un grupo de persoans de los Estados Unidos- fue una experiencia inolvidable una conexión y un tiempo único, un aprendizaje y un compartir de historias, de apoyo, hubo retos, eso sin lugar a duda.”
“Para mí fue una experiencia que me abrió los ojos al ver como tienen que ajustar sus cuerpos al movimiento y lidear con las prótesis... Aprendí más acerca el poder de la mente humana y de la resiliencia del cuerpo humano,” y “muy tangiblemente lo que el acceso a prótesis puede hacer por las personas en términos de lograr sus metas y cumplir sus sueños.”
Aunque ella se gradúo de Juan Diego hace 14 años y ahora vive en Seattle, Stickler tiene grandes memorias de su escuela. “Realmente crecí como ser humano, como atleta, como estudiante... Creo que aprendí muchas lecciones incluyendo la importancia del trababajo árduo... Al final del día estar orgulloso de quién eres es lo más importante.”
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