La famosa cita de Teddy Roosevelt dice, “El mejor premio que la vida ofrece es poder trabajar duro en lo que valoras“
El trabajo que yo tengo es ayudar a la construcción de una cultura de filantropía Católica en la Diócesis Católica de Salt Lake City. Trabajando en las viñas del Señor es definitivamente un trabajo que vale la pena, pero ciertamente es uno lleno de retos.
Primeramente, la mayoría de nuestros fieles Católicos – aquellos que apoyan a sus parroquias, obispo y comunidades locales, – no se consideran filántropos. Ellos creen que la filantropía esta reservada para el 1 por ciento de las personas que tienen grandes fortunas y cuyos apellidos son Carnegie y Rockefeller. Sin embargo, si analizamos la palabra filantropía entenderemos que proviene del griego ‘philos’ que significa ‘ser amigo de’ y anthropos’ significa ‘humanidad’. Asi es que filantropía simplemente significa amor y cuidados de y para la humanidad. Sin lugar a dudas, los Católicos activos promueven los cuidados y bienestar de la humanidad.
La filantropía Católica esta inspirada en el sacrificio de dar, fundamentada en la corresponsabilidad. La corresponsabilidad es la acción dinámica de nuestro discípulado. Es a través de la corresponsabilidad que auténticamente vivimos como discípulos y trabajamos para lograr la misión de Cristo. La filantropía Católica es el aprendizaje del dar, a la par de los actos de filantropía, tales como las donaciones caritativas grandes y pequeñas, el ser voluntario, y el compartir la compasión y el amor.
En mi línea de trabajo el término ‘corresponsabilidad’ puede ser una ocupación un poco riesgosa ya que puede ser sobre utilizada, puede no tener una definición clara o de ser mal interpretada para significar recaudación. Nuestra Iglesia define la corresponsabilidad a través de tres pilares, Tiempo, Talento y Tesoros, pero yo creo que es más simple y holístico el definir la corresponsabilidad como ‘el servicio simultáneo a Dios y al mundo’.
La corresponsabilidad es ser los mejores cuidadores de lo que Él ha creado, incluyendo el cuidado y manejo responsable de la Iglesia que Él nos ha confiado. Cuando cumplimos con nuestros papeles de cuidadores de Dios- manejando las bendiciones de Dios, las maneras y formas de Dios, para la Gloria de Dios – hacemos justo eso, algo extraordinario. Construimos el Reino de Dios.
Guiados por el espíritu de la corresponsabilidad la filantropía Católica florecerá en nuestra Diócesis y los frutos de la construcción del Reino serán realizados al ayudar al indigente y al hambriento a través de nuestro a poyo a Catholic Community Services de Utah; los cuidados de esperanza y espirituales para los encarcelados y enfermos a través del ministerio de la prisión y del hospital; y la realización de celebraciones Eucarísticas semanales en las áreas rurales de Utah a través del apoyo de nuestros seminaristas, nuestros futuros sacerdotes.
Estos son tiempos complicados para nuestra Iglesia en los Estados Unidos, y algunos fieles están preocupados por el apoyo financiero de la Iglesia por la condenación de los errores y abusos de algunos líderes. Debemos recordar que todos somos la Iglesia, y que es nuestro deber preservar lo que es justo y correcto.
Así es que cuando nuestra fe tiene retos, no en Dios, sino en el hombre, consideremos las palabras del teólogo del S. XX Dietrich Bonheoffer, “La Iglesia es la Iglesia solo cuando existe para los demás… no domina, pero ayuda y sirve, debe decir a todos los hombres, sin importar su llamado, lo que significa vivir por Cristo, existir para los demás.”
Vivir para los demás es el corazón mismo de nuestro llamado a construir el Reino de Dios , y a apoyar y vivir nuestra a corresponsabilidad y filantropía Católica.
Karin Hurley es la directora de Corresponsabilidad y Desarrollo de la Diócesis Católica de Salt Lake City
Traducido por: Laura Vallejo
Stay Connected With Us